Tenía pendiente un revisionado The Philadelphia Experiment (1984) película de la que recordaba muy poco y que siempre dejaba en el tintero, por eso en una ataque de nostalgia me puse de nuevo con la obra de Stewart Raffill que con una manito de John Carpenter llevo a la gran pantalla la historia del supuesto experimento realizado por el gobierno de los Estados Unidos, que buscando obtener la invisibilidad para su flota, envió a la nada a uno de sus navíos con consecuencias catastróficas. La película toma esta premisa como excusa para colarnos una historia de viajes en el tiempo en la que dos de los tripulantes del barco desaparecido, los marines David Herdeg y Jim Parker viajan de 1943 a 1984 a través de un agujero de gusano que crea el experimento. Ya en 1984 los dos viajeros se encontraran con una sociedad desconocida a la que no entienden, llevando la historia por los típicos guiños sobre la cultura popular con una incesante necesidad de mencionar la marca Coca Cola a modo de patrocinadores ocultos.
Las cosas se complican cuando Parker comienza a sufrir una extraña reacción que provoca descargas eléctricas, es este momento cuando entra en escena Nancy Allen, la cual les ayudara en su búsqueda de comprender lo que sucede, convirtiendo la historia casi en un procedimental policíaco que hace que la película pierda muchísimo ritmo, ni siquiera la desaparición (en medio de rayos y centellas) de Parker anima la trama que se le va de las manos a Raffill, el cual cierra la película con un final demasiado correcto para una historia que en el papel resultaba más apta para la alegría conspiranoica que para el acicale romanticón de las comedias rosas pero que por alguna razón (Coca Cola?) se decantaron por la segunda opción que nos deja justo donde empezamos, sin saber nada de lo que paso, pero con la bonita sensación de David y Nancy vivirán felices para siempre.
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