Una serie de extraños asesinatos acosan a la ciudad de Nueva York, la única pista es un par de maleantes que aseguran haber visto un policía estrangular a la víctima, esta información llega a manos del detective McCrae interpretado por un cauto Tom Atkins que empezara a atar cabos hasta llegar a el oficial Matt Cordell un sobresaliente miembro de la policía reconocido por sus fuertes golpes a la criminalidad local, pero que por su constante brutalidad policial es llevado a prisión donde será asesinado por las mismas personas que tiempo atrás ayudo a detener. Es aquí donde el guión toma un giro algo extraño al introducir elementos sobrenaturales en lo que inicialmente parece una venganza de ultratumba, más aun cuando somos testigos de un enfrentamiento del detective McCrae con el asesino serial que recibe varios disparos en el cuerpo (cabeza incluida) y ni siquiera se inmuta, sumados a la trampa que el denominado Maniac Cop pone al oficial Jack Forrest, interpretado con sobreactuada magistralidad por Bruce Cambell que se ve rarísimo en su rol de policía y que es acusado de la serie de asesinatos. Sera entonces cuando los dos miembros de la policía se dediquen a investigar la verdad sobre el oficial Cordell y su venganza sobre las personas que le encarcelaron en un final un poco acelerado y que nos revela lo que estábamos esperando durante toda la película, la cara del asesinado que con obvias razones se guardaron para el final por que el maquillaje es bastante casero.
Sin duda Maniac Cop (1988) es una película que goza de una gran reputación, aunque para mí la verdad se queda algo corta, no entiendo a que se debe su gran nombre cuando esta claro que estamos frente a una obra menor de la serie B de los 80’s; me atrevo especular que es algo inconsciente, su nombre y su poster que son geniales, generan la impresión de que es una gran película, pero tras la su visualización me queda un sensación agridulce, reconozco que me entretuvo pero quede con ganas de mucho más, no si sus secuelas -Maniac Cop 2 (1990) y Maniac Cop III:Badge of Silence (1993)- vayan a mejor o peor, pero por ahora no me atrevo más con la obra creada por William Lustig que si bien no es una decepción total si deja muchas dudas respecto a la reputación del filme que siempre ha estado precedida de un halo de clásico de videoclub y que lastimosamente no hace honor a tal calificación.
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