martes, 22 de octubre de 2013

The Legend of the Seven Golden Vampires

A mediados de los setenta la Hammer no pasaba por su mejor época, el declive del interés por los monstruos clásicos que tan buenos réditos le dio tiempo atrás ahora la convertía en una productora anquilosada en su pasado glorioso, es por esto que deciden incursionar en terrenos casi imposibles como lo es fusionar el terror gótico -marca de la casa- con un género que estaba captando mucha atención por parte del público, se trata del cine de artes marciales que vivió un boom inusitado gracias a las películas de Bruce Lee. Es así como nace The Legend of the Seven Golden Vampires (1974) película dirigida por Roy Ward Baker un viejo conocido de la Hammer que en ese entonces estaba involucrado en la realización de seriales televisivos como The Saint  y The Avengers, reclutando como figura principal a Peter Cushing en el papel de Van Helsing, el eterno cazador de vampiros además de contar con la coproducción de la Shaw Brothers que aportaba la cuota de experiencia referente a las artes marciales. La historia parte de una premisa casi descabellada al situarnos en Transilvania hogar del todo poderoso Conde Drácula- interpretado para la ocasión por John Forbes-Robertson quien tomo el lugar de  Christopher Lee  quien rechazo ponerse de nuevo la capa del chupasangre transilvano- es visitado por un terrateniente chino que le relata la leyenda de los siete vampiros de oro los cuales yacen dormidos, por esto necesita de la ayuda de Drácula para revivirlos de nuevo y volver a tener el poder que tenía antes. Ante la propuesta Drácula no tiene un mejor idea que arrebatar la apariencia del terrateniente chino y trasladarse al pequeño poblado de origen de su visitante para apoderarse del lugar con la ayuda, como no, de los siete vampiros de oro.


Tras esta introducción nos topamos con el profesor Van Helsing el cual se encuentra curiosamente en China realizando una serie de investigaciones sobre el vampirismo, allí es contactado por Hsi Ching el cual le relata su origen y como los siete vampiros de oro azotan el pueblo de sus antepasados, por esto necesita la ayuda del excelso cazador para acabar con la maldición que se cierne sobre ellos. Tras un tira y afloje innecesario lleno de diálogos casi irrisorios, Van Helsing aceptara ayudar Hsi Ching, para tal misión contara con la ayuda de su hijo Leyland un gigoló aristocrático, Julie Ege una adinerada mujer sueca que se encargara de aportar los fondos necesarios para la expedición con tal de vivir la aventura de la caza de vampiros y finalmente los hermanos de Hsi Ching un grupo de expertos combatientes cada uno con habilidades especiales en diferentes armas que serán los encargados de aportar la dosis de fuerza necesaria para enfrentar los peligros de la misión.


El grupo iniciara entonces su viaje hacia al pueblo de los siete vampiros, librando durante este un enfrentamiento con algunos bandoleros que solo sirve como excusa para una escena de lucha en la que el grupo de combatientes pueda demostrar todas sus habilidades con coreografías muy bien logradas en las que destaca Mai Kwei, única fémina del grupo de hermanos la cual es experta en el uso de las dagas brindándonos los mejores momentos de la lucha, mientras que Peter Cushing se dedica a sostener los caballos a modo de ancla porque parece que el viento se lo va llevar lejos. Tras este encuentro, varios días de viaje y una forzada trama romántica entre algunos personajes por fin llega el primer encuentro con los vampiros que atacan el grupo en un cueva donde descansaban, allí seremos testigos de una de las batallas más absurdas jamás filmadas en la que intervienen los vampiros, sus sirvientes –una especia de zombies-, Van Helsing y su antorcho multiusos y los hermanos maestros del Kung-Fu los cuales tienen una especial fascinación por mirar al infinito–en plan tiempo muerto- cuando están rodeados de enemigos sin que estos le ataquen, para despertar segundos después y salir despavoridos hacia ningún lugar, pero al parecer esta técnica funciona de maravilla por que tres de los vampiros caen victimas del grupo que llegara finalmente al pequeño pueblo para preparar el encuentro final.


Ya en el pueblo se dedican a fortificar el lugar a la espera de la llegada de los vampiros restantes que tardar en aparecer, allí es cuando Hsi Ching muestra todo su potencial enfrentándose a puño limpio a tres vampiros hasta casi derrotarlos pero no contaba que la presencia de sus hermanos entorpecería su labor, cayendo victimas del poder vampiro, en escenas cargadas del histrionismo típico del cine de Hong Kong, en el cual antes de morir deben dar una serie de volteretas antes de lanzar su ultimo respiro y es así como van cayendo uno a uno los otrora  invencibles hermanos, con mención especial a uno de ellos que muere cuando le amputan una mano en un corte limpio sin sangre, mientras la cámara nos muestra una mano de plástico. 

Las cosas se ponen peor para los intrépidos cazadores cuando Mai Kwei es secuestrada y llevado al castillo de los vampiros, allí Van Helsin, su hijo y los hermanos sobrevivientes libraran la última batalla con los vampiros restantes rescatando por fortuna a la chica de las dagas. Pero cuando todo parecía tener un final feliz aparece Drácula en la piel del terrateniente chino que encara a Cushing, el cual le exige que revele su verdadero rostro, Drácula le concede este deseo y así se librara su encuentro que tras una serie de agarrones entre ambos, terminara con Cushing empalando al conde transilvano en un final apresurado que me dejo algo inconforme, pues esperaba que Van Helsing sacara la casta al final pero lastimosamente no fue así, sin embargo The Legend of the Seven Golden Vampires es una obra que cualquier amante del cine psicotrónico debe ver gracias a su amalgama de géneros, su sorprendente planteamiento y su alta dosis de diversión que la convierte hoy en día en una pieza digna de homenajear.


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