En la década de los 50´s se disparo el interés por encontrar pruebas de la existencia del abominable hombre de las nieves, este inicia en el año de 1953 cuando Edmund Hillary y Tenzing Norgay, primeros hombres en poner un pie en la cima del monte Everest, mencionaron que durante su travesía encontraron vestigios que podrían sustentar la existencia de la criatura, tras estas declaraciones el Daily Mail financio la Expedition Snowman en la cual un grupo de expertos británicos seguirán la ruta que tomaron Hillary y Norgay para descubrir la verdadera naturaleza de los hallazgos. A esta expedición le seguirá un año después la travesía impulsada por el magnate norteamericano Tom Slick, un hombre que merece su propio post gracias a las expediciones que realizo no solo en busca del Yeti, sino que también se aventuro a la caza del Bigfoot, el Monstruo de lago Ness y la Salamandra Gigante de los Alpes, sin embargo ninguna de ellas logra encontrar la prueba definitiva, tan solo un montón de conjeturas que no conducían a ninguna parte y que solo acrecentaban más la mitología existente sobre el Yeti.
Pese a esta serie de fracasos las expediciones no dejaron de realizarse, así es como la oficina de asuntos exteriores de los Estados Unidos publica el memorando que acompaña esta entrada en la que se especifica las tres reglas que deben cumplir los aventureros norteamericanos que se aventuren en el Himalaya: en primer lugar los cazadores de Yesti´s deberán pagar al gobierno de Nepal por la incursión en su territorio en post de la criatura en una especie de royalties aventureros, en segundo lugar se especifica que los cazadores pueden fotografía al Yeti sin perturbarle, esta prohibió dispararle o matarle solo en el hipotético caso de un ataque Yeti el cazador tendría la libertad de disparar su arma para salvaguardar su vida y finalmente el tercer aparatado se centra en la importancia de la autenticación de las pruebas haciendo énfasis en que toda prueba debe ser entregada a las autoridades antes de ser expuestas a la opinión pública, pero lo que sin duda resulta más atrayente no son las recomendaciones sino el hecho de que sea un documento oficial que por su origen mismo prueba que el gobierno de los Estados Unidos creen en la existencia del Yeti en algo que me resulta terrible irresistible dada la férrea costumbre de desmentir cualquier suceso inexplicable por parte de los norteamericanos que no dudan en tirar al traste cualquier bestia peluda que se le aparece a desprevenidos viajeros.
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