lunes, 12 de agosto de 2013

Dead & Buried

Una deuda pendiente que tenia con migo mismo era la visualización de Dead & Buried (1982), película dirigida por Gary Sherman y que es uno de eso clásicos de la Serie B de los 80’s que todo buen amante del cine de género debería ver. Teniendo esto presente me enfrente a una película singular que desde el inicio me atrapo con esa imagen sucia y casi distorsionada que refleja las intenciones del director, presentándonos una historia con una atmósfera de tensión dominante que arranca con una serie de asesinatos en el pequeño pueblo de Potte´s Bluff un lugar típico de la América profunda en donde todos se conocen y los forasteros saltan a relucir, siendo esto últimos  las víctimas de un grupo de enardecidos pueblerinos que no se miden a la hora de mutilar los cuerpos en escenas muy bien rodadas y con unos efectos especiales que no desentonan con la estética del filme que para estos instantes me tenia completamente atrapado gracias a la sensación de suspenso que invadía la trama que te invita rápidamente a teorizar sobre el porqué de estos crímenes.

Para saciar nuestra curiosidad el director emplea al sheriff del pueblo Dan Gillis interpretado con sobreactuada maestría por James Farentino el cual se convertirá en los ojos del espectador al ir recopilando pistas en un intrincado puzle en el que todo los habitantes del pueblo parecen estar involucrados  generando una sensación de paranoia que solo será suprimida cuando las pistas recopiladas nos lleven hacia forense del pueblo, el Sr William Dobbs , papel a cargo de Jack Albertson quien realiza una actuación contundente  al presentarnos todos los parámetros de un científico loco obsesionado con la muerte, siendo esta confrontación final la que nos revela las verdaderas intenciones de los habitantes de Potte´s Bluff en un final difícil de predecir y es que a estas alturas yo me la había jugado por un culto satánico como responsable de los crímenes pero cuál sería mi sorpresa cuando descubro la realidad que se esconde tras el Sr. Dobbs y los habitantes del pueblo en uno de los mejores momentos de todo la película que sin ser perfecta tiene merecido el prestigio que la acompaña. 


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