Tras varias semanas sumergido en las páginas de 20th Century Boys por fin alcance la ultima viñeta de los 24 tomos que conforman la serie, cerca de 5.000 páginas tuvieron que pasar para que diera fin a la obra del genial Naoki Urazawa uno de los mangakas más reconocidos en la actualidad gracias a obras como Monster, Pluto o la misma 20th Century Boys con la que ha ganado varios premios entre los que se destacan el Eisner en 2011 y 2013 y el Seiun en 2008. Resumir la trama del manga de Urazawa es una tarea titánica, la historia es tan compleja que resulta un lio intentar abarcar todos los flancos posibles, pero tomemos como punto de partida la sinopsis oficial: “Kenji Endo es el encargado de un pequeño supermercado en Tokio. Vive con su madre y con Kanna, la hija de su hermana, la cual dejó a su cargo el bebé antes de desaparecer. Kenji asiste al funeral de un antiguo amigo de la infancia, Donkey, y al reunirse con sus ex-compañeros de colegio no tarda en relacionar la muerte de Donkey con otras extrañas muertes que se van sucediendo y en cuyos alrededores aparece un extraño símbolo, un símbolo que el propio Kenji y sus amigos crearon cuando eran pequeños como parte de un juego en el que creaban una base secreta, y que ahora parece hacerse realidad por medio de una secta que parece estar liderada por un enigmático individuo llamado Amigo.”
Esta pequeña reseña es tan solo la punta del iceberg de una trama digna de la mejor novela de misterio, un thriller cargado de tensión que te roba el aliento en repetidas oportunidad y que te invita, tomo a tomo, a continuar descubriendo el mundo creado por Urazawa y en especial a especular sobre quien se esconde tras la máscara de Amigo, esta es la pregunta del millón de toda la serie, la identidad de Amigo se convierte en una obsesión tanto para los personajes como para el mismo lector que va recogiendo las pequeñas pistas que el autor va dejando diseminadas a través de las paginas intentando encajar el puzzle en el que se convierta la historia de 20th Century Boys que por momentos se pierde en su propia complejidad, a mi parecer Urazawa creó un universo tan amplio y enmarañado que al final se le salió de las manos, tal vez por esta razón la serie antes de llegar al final se pierde en un sinfín de bucles que parecen conducir a ninguna parte, aunque resultan igual de disfrutables, pero el gran pecado de la obra de Urazawa es su final, tristemente el viaje fue mejor que el destino, la resolución de la trama es tan descafeinada que te hace pensar en que todas las paginas que dejaste atrás fueron una pérdida de tiempo, tan así es lo estrepitoso del final que Urazawa tuvo que editar dos tomos más bajo el nombre de 21th Century Boys que funcionan a modo de epilogo y que por supuesto aclaran de una vez por todas la identidad de Amigo, pese a esto los cabos sueltos son numerosos dejando un sin sabor tras terminar la serie que me recuerda poderosamente a la sensación tras el insípido final de Lost.
Pero es un pecado, que aunque pesa, resulta menor frente a la grandeza de la obra en general, y es que pocas veces una historia ha logrado absorberme de tal manera, sintiéndome impaciente a la espera de la oportunidad de leer un tomo más de una historia totalmente imprevisible que te descoloca con sus giros de tuerca que alimentan aún más las múltiples posibilidades de una obra que es sin temor a equivocarme, una de las mejores de la historia del cómic.
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