sábado, 16 de noviembre de 2013

Don't Be Afraid of the Dark

Realizada para televisión en 1973 por la cadena ABC Don't Be Afraid of the Dark es un típico telefilm que con un bajo presupuesto intenta rellenar espacio al aire tras la emisión de la producciones de cabecera, convirtiéndose en un producto que se ve antes de dormir. Es esta característica la que la ha mantenido viva durante todos estos años, al producir pesadillas a quienes la vieron en la década de los setentas y hoy en día la reivindican gracias a su historia que si bien no resulta sumamente innovadora,  por lo menos te mantiene en vilo aprovechando la atmosfera casi teatral que tiene la película al contar con una solo locación.

La historia nos presenta a Sally Farnham interpretada por Kim Darby, una actriz acostumbrada al terreno televisivo que en esta oportunidad se pone en la piel de una  mujer que recibe como herencia de su abuela una vieja mansión en la que se instala con su esposo Alex interpretado por Jim Hutton, los cuales durante las renovaciones descubren un viejo sótano en el que se encuentra una chimenea misteriosamente tapiada, la curiosidad de Sally le jugara entonces una mala pasada al empecinarse en abrirla, pese a las advertencias del señor Harris, un antiguo empleado de sus abuelos que le advierte sobre los peligros de abrir la chimenea, que intentara sin éxito evitar que Sally libere lo que allí yace dormido.


Sera la apertura de la chimenea el detonante para la trama que se adentrara inicialmente en el terreno de las casas embrujadas, con la inserción  de pequeños momentos en los que la protagonista se siente observada y detecta algunos movimientos en los rincones de la casa sumados a las voces que parecen llamarla constantemente lo que ira generando en ella un estado de tensión que poco a poco la irá llevando a perder el juicio hasta descubrir que lo que realmente la aterroriza son unas pequeñas criaturas que habitaban en la chimenea y que se esconden tras las sombras las cuales buscan desesperadamente apoderarse de su alma trasladando la película a terrenos más bizarros con las constantes travesuras que estos diablillos irán cometiendo con tal de conseguir su objetivo.


Todo esto nos llevara a un clímax  final en el que las criaturas tienen el control de la mansión, dejando a merced a Miss Farnham la cual se encuentra sola en la mansión, tras el acostumbrado viaje de negocios del hombre de la casa, que descubrirá demasiado tarde lo que realmente sucede y que emprenderá el regreso a  toda velocidad para salvar a su esposa la cual se enfrenta sola con las criaturas, pero será vencida rápidamente por las mismas al estar bajo los efectos de un somnífero que  muy hábilmente le habían puesto en su bebida con anterioridad los habitantes de la chimenea, que tras atar a la protagonista la llevaran hacia el sótano en el justo momento que Alex irrumpe en la mansión dando la esperanza que todo tendrá un final feliz, pero nada de eso ocurre, el director se la juega con un final políticamente incorrecto en el que Sally es víctima de las criaturas que terminaran por apoderarse de su alma convirtiéndose irremediablemente en un de ella finalizando así una película digna de reivindicar pese a todas sus fallos, que al fin y al cabo son un condimento más para el encanto de esta película. 

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