La viñeta es extraída de la serie Ex Machina, comic a cargo de Brian K. Vaughan, autor al que regreso tras habérmelo pasado genial con dos de sus series, Y: The last man y Runaways, ambas de singular calidad y que me mantuvieron atrapado por un buen tiempo. Lo mismo parece sucederme con esta obra que nos adentra en la vida de Mitchel Hundred, un ingeniero civil que obtiene la habilidad de comunicarse con cualquier maquina tras la explosión de un extraño objeto en uno de los pilares del puente de Brooklyn, lo que llevara a ponerse el traje de superhéroe bajo el alias de La Gran Maquina y que tras una corta carrera colgara las mallas para adentrarse en el mundo de la política postulándose a la alcaldía de Nueva York obteniendo la victoria. La historia entonces se nos presenta en dos frentes que son manejados a través de flash-backs en los que se nos muestra su mandato al frente de la alcaldía y su época como superhéroe jugando con la temporalidad de una manera magistral lo que permite la continua referencia a iconos de la (sub)cultura popular como en el caso de la imagen que nos trae de nuevo el mundo de The X Files.
Es de esta manera como el autor juega con el lector implantando estas referencias que tan buen sabor de boca dejan durante la lectura y que nos lleva a recordar momentos claves dentro del fandom como lo fue la serie en la que los agentes del FBI Mulder y Scully se dedicaron a investigar sucesos paranormales, creando un estereotipo de agente obsesionado con revelar los misterios que se esconde en el universo al que seguramente Brian K. Vaughan hace referencia en el comentario que el agente Georges realiza, el cual sirve como método para desacreditar a La Gran Maquina, aunque las comillas delatan la verdadera intencionalidad del mismo que nos es otra que decirnos que la verdad está allá afuera.
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