martes, 15 de abril de 2014

Momentos POP – La Verdad Sobre la Vida


Marty: ¿Te puedo hacer una pregunta? Eres cristiano, ¿no?.
Rust: No.
Marty: ¿Entonces para qué tienes una cruz en tu apartamento?.
Rust: Es una forma de meditación.
Marty: ¿Cómo?.
Rust: Medito el momento en el jardín, la idea de permitir tu propia crucifixión. 
Marty: Pero no eres cristiano. ¿Y en qué crees?.
Rust: Creo en que la gente no debería hablar sobre esta clase de mierda en el trabajo.
Marty: Espera, espera. Hemos estado juntos durante tres meses, no sé nada de ti. Hoy, ya que estamos metidos en esto, sé cortés conmigo, ¿de acuerdo?, no intento convertirte.
Rust: Mira. Me considero un hombre realista, pero, en términos filosóficos, soy lo que se llama un pesimista.
Marty: Vale. ¿Eso qué significa?.
Rust: Significa que no se me dan bien las fiestas.
Marty: Déjame decirte una cosa. Tampoco se te dan muy bien lo que no son fiestas.
Rust: Creo que la conciencia humana fue un paso en falso en la evolución. Nos hemos vuelto demasiado conscientes de nosotros mismos. La naturaleza creó un aspecto de ella separado de ella misma. Somos criaturas que no deberían existir por ley natural.
Marty: Eso suena horrible de cojones, Rust.
Rust: Somos cosas que trabajan bajo la ilusión de tener un ser propio, esta acumulación de experiencias sensoriales y sentimientos programada con la total seguridad de que somos alguien, cuando, de hecho, nadie es nadie. 
Marty: Yo no iría por ahí soltando esa mierda, si fuera tú. La gente de aquí no piensa de ese modo. Yo no pienso de ese modo.
Rust: Creo que lo honorable para las especies es denegar nuestra programación, dejar de reproducirnos, caminar de la mano hacia la extinción, una última noche, hermanas y hermanos excluyéndonos voluntariamente de un contrato injusto.
Marty: ¿Entonces para qué nos levantamos cada mañana?
Rust: Me digo a mí mismo que para dar testimonio, pero la respuesta correcta es que estoy obviamente programado para ello, y que carezco de la capacidad de suicidarme.
Marty: Qué suerte la mía. Hoy me propuse lograr conocerte. Tres meses, no oigo ni una palabra de ti, y...
Rust: Lo pediste.
Marty: Sí. Y ahora te ruego que te calles de una puta vez.

En solo dos días me devore la primera temporada de True Detective, drama de HBO que narra la investigación de una serie de extraños asesinatos por parte de los detectives Marty Hart y Rustin "Rust" Cohle, una pareja singular como pocas, con un mar de diferencias por delante, pero que en la práctica resultan un equipo imbatible, solo amenazado ante la autodestrucción que ellos mismos propongan, en especial por parte de Rust, personaje inigualable interpretado por Matthew McConaughey con una maestría tal, que hace que los demás parezcan actores promedio cuando en realidad todos tienen un desempeño superlativo que se ve reflejado en la impecable factura de la serie que te atrapa instantáneamente con un desarrollo histórico envolvente cargado de diálogos exquisitos como el que acompaña este post en el que Rust plantea su visión de la vida a Marty tras encontrar un cuerpo abandonado el cual será el detonador para el desarrollo de la trama y que resulta la excusa perfecta para regalarnos esta impagable conversación. 

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