sábado, 13 de julio de 2013

La Mirada de Meiko Kaji


Meiko Kaji nace en 1947 en la ciudad de Tokio, comenzando su carrera cinematográfica a mediados de los años 60 con la conocida compañía productora Nikkkatsu, con pequeños papeles en los que aparecía como segundaria de las estrellas de la compañía, su gran oportunidad llega en 1970 cuando fue elegida como una de las protagonistas de la saga de Stray Cat Rock, que inicia con Stray Cat Rock: Female Boss la cual se erige como una de las pioneras del genero Sukeban que se centra en el imaginario de grupos de jóvenes delincuentes femeninas y que en esta obra nos presenta a  Meiko Kaji como la líder de una “pandilla”, construyendo alrededor de si, una aura de mujer fatal que ira acrecentando durante la saga llegando al paroxismo en la imprescindible Stray Cat Rock: Sex Hunter (1971).

                  

En 1972 Meiko abandona Nikkkatsu, que tras una crisis economía decide orientar sus películas hacia el porno suave y el erotismo (aunque sin abandonar del todo sus acostumbrados baños de sangre), firmando con la todo poderosa Toei, con los que protagoniza Female Prisoner #701: Scorpion  en la que interpreta a Nami Matsushima una mujer engañada por un policía corrupto, violada por yakuzas y encerrada en una prisión femenina donde será objeto de todo tipo de torturas y humillaciones por parte de sus guardianes y compañeras. Pero más allá de esto, es la fría mirada de la protagonista la que imprime un toque sublime a la película, pues es con esta y el mismo silencio que lleva a cabo su venganza, escena final que convertiría en celebre el traje de gabardina y sombrero que Meiko porta en ella. Este papel lo repetiría en tres oportunidades más en Female Convict Scorpion: Jailhouse 41, Female Convict Scorpion: Beast Stable y finalmente en Female Convict Scorpion: Grudge Song, serie de películas rodadas entre 1972 y 1973 que son un claro ejemplo del exploitation nipón, en una saga que no tiene desperdició alguno.

                 

En 1973 encarna a Yuki en la impresionante Lady Snowblood, adaptación del popular manga de Kazuo Koike y Kazuo Kamimura que nos relata una de las historias más violentas de era Meiji. Huérfana desde el mismo momento de su nacimiento y cuya existencia solo tiene una razón de ser, la venganza para con aquellos que destruyeron su familia. Meiko Kaji representa en esta película el epitome de la venganza, una mujer con un gélida mirada, parte odio y parte tristeza que no conserva en su ser un mínimo de piedad, llevando su venganza hasta límites insospechados, convirtiendo el personaje de Yuki en todo un icono de la serie B japonesa en una de las mejores películas que haya podido ver. Lastima la idea de la Toei de seguir explotando el personaje de Meiko al realizar la innecesaria Lady Snowblood 2: Love Song of Vengeance (1974) que desvirtúa por completo el perfecto final de la primera parte y que deja sin pies ni cabeza al personaje de Yuki quien era movida en la película original por su incesante sed de venganza y que esta vez carece de tal sentimiento, en una película que como obra independiente resulta por lo menos interesante de ver, pero que comparada con la original se queda escalones abajo ante la magnificencia de la obra original.

               

Tras el personaje de Yuki, Meiko continua con una carrera más o menos exitosa, se destacan su participación en la genial Yakuza Graveyard  (1976) acompañando a Tetsuya Watari en una película de policía duro e insobornable que se enfrenta con mano firme al crimen organizado y en la infumable The Love Suicides at Sonezaki (1978), con las que gano el premio Blue Ribbon y el Hochii Fil Award por su actuación, muy alejada de sus anteriores “heroínas salvajes” en un intento por apartarse del nicho de la Serie B y focalizar su carrera en papeles de talante más serio, pero que al final terminarían por ser un pseudo canto del cisne al perder el misticismo de icono violento que la caracterizaba.También cabe mencionar su carrera como cantante que compaginaba con su oficio de actriz siendo en repetidas ocasiones la encargada de componer la banda sonora de las películas, esta otra faceta fue recopilada en el maravilloso Zenkyoku Shu (2004) un hermoso disco repleto de canciones terriblemente melancólicas  que se me antoja increíblemente adictivo, en su momento lo escuche de manera casi obsesiva al caer hipnotizado por la variedad de matices que solo acrecentaron más el mito de esa hermosa mujer llamada Meiko Kaji.

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