sábado, 22 de marzo de 2014

Neuromancer: enrevesado inicio cyberpunk

William Gibson escribió en 1984 Neuromancer, obra fundacional del cyberpunk con la que obtuvo el premio Nébula y el premio Hugo a la mejor novela, lo que aparentemente la acreditaba bastante bien. Con esta idea me acerque al libro de Gibson con las expectativas muy altas entusiasmado por encontrarme con una obra que tenía el beneplácito, tanto de la crítica como del público. Lastimosamente la experiencia de su lectura fue todo lo contrario a lo previsto, me encontré perdido tempranamente en un texto que parecía no tener un hilo conductor definido y que me hacia regresar paginas atrás para encontrar un punto en el que pudiera retomar la idea que crecía en mi cabeza, algo como un punto de guardado videojuegil. La trama en teoría no resulta demasiado compleja, tenemos a nuestro protagonista Case, un cyber cowboy a quien se le ha extirpado la habilidad de conectarse con el ciberespacio, y al ser Case uno de los mejores en su trabajo esta falta de habilidad lo ha denigrado por completo convirtiéndolo en un criminal de poca monta hasta que su camino se cruza con Armitage, un misterioso ex militar que le ofrece regresarle su habilidad si acepta realizar una misión especial para él. Este será el detonante para una serie de aventuras que nos llevara por diferentes países en los que conoceremos a una sexy guardaespaldas llamada Molly que en lugar de ojos tiene implantados lentes de alta tecnología y que posee la habilidad de generar afiladas cuchilladas de bisturí en sus dedos en una especia de Yuriko del tecnomundo además de ser testigos del cruel enfrentamiento de Case y sus aliados con un poderoso clan industrial que domina una extraña ciudadela espacial en lo que nada es lo que parece y guarda un terrible secreto en sí misma. Lastimosamente esta premisa que suena increíblemente atrapante es convertida por Gibson en un puzlze confuso como pocos que parece no tener solución alguna el cual me dejo con un montón de vacíos al terminar el libro preguntándome  si de verdad estaba leyendo el famoso Neuromancer y no una novela de un autor desconocido que fundamentaba su trabajo en una serie de referencias pretenciosas que solo hacen que la historia se mueva tan lentamente que termina por derrumbar hasta el mayor de los entusiastas.

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